Roberto Torres, jugador franquicia

Fuente: Osasuna.es



Los días de partido son siempre especiales. Suele aparecer un gusanillo en el estómago que te hace no parar hasta que llega la hora de bajar a El Sadar, una sensación de nervios e ilusión que no se parece a otras. Acostumbra a incrementarse una vez alcanzas a ver el estadio a lo lejos, conforme te vas acercando y los aromas de los alrededores imbuyen tus fosas nasales. Aromas a patxarán, cerveza, gintonic, café, pipas, bocadillos calientes… Cuando todo eso se mezcla, sabes que estás a las puertas del santuario rojillo.

Sabemos cómo lidiar con esto siendo afición, pero no me quiero imaginar cómo se pueden llegar a multiplicar estas sensaciones si las tienes como jugador. No es fácil que un futbolista sienta por un equipo lo mismo que su afición, pero si el hombre en cuestión es de la casa, tiene a Osasuna en el corazón, lleva una buena cantidad de años en el equipo y, encima, es uno de los capitanes, el cóctel de emociones debe ser explosivo hasta con el paso de los años. Sólo hay tres personas en este Osasuna que cumplan esta combinación, y una de ellas es Roberto Torres.

El de Arre es uno de esos futbolistas que están hechos por y para Osasuna. Combina una actitud y una garra propia del canterano rojillo con una calidad exquisita. Esta mezcla de factores le convierte en uno de los mejores jugadores del equipo, en su jugador franquicia. Jamás rehúye un choque ni un cuerpo a cuerpo, pese a que físicamente tenga las de perder. Si hace falta ir a cara de perro, protestar y defender los derechos del equipo, ahí está él, siempre. Técnicamente es de esos jugadores que todo entrenador quiere, con un golpeo sublime de balón, tanto desde cerca como desde lejos, posee un guante en su pierna derecha que le ha hecho marcar auténticos golazos de falta directa o poner el balón en la cabeza del compañero. La última, el pasado domingo en Vallecas, colocando el esférico en la cabeza de Aridane para que el canario abriese el marcador. Un señor que no dudó en bajarse el sueldo cuando el equipo más lo necesitaba. Que celebró con rabia, besando el escudo, un gol contra el Valencia tras ser acusado de ser uno de los que forzaron el cese de Caparrós.

El twittero @J18Klinsmann, conocido por ser una enciclopedia rojilla viviente, aportaba los datos definitivos sobre el rendimiento de Torres. En sus 170 partidos como rojillo, Osasuna ha marcado 150 goles con él en el césped. De esos 150, Roberto Torres ha anotado 30 y ha intervenido en otros 47, bien sea en forma de asistencia o de manera indirecta. Es decir, el de Arre ha intervenido, de una u otra manera, en el 51,3% de los goles que Osasuna ha anotado estando él en el campo. En este “Momento” podéis ver esos datos y varios vídeos con los goles, asistencias y jugadas indirectas del de Arre.

Sin embargo, parece que ser el jugador más determinante del equipo no es suficiente para algunas personas. En los últimos tiempos han aparecido por las redes voces críticas (por decirlo de una manera más respetuosa que la mayoría de los que critican) que afirman que Torres debería estar en la grada porque resta más de lo que aporta. Queda claro que no tenían los datos en la mano. No importa, seguro que ahora que los tienen inventarán alguna otra excusa. Como todo buen canterano y capitán tiene que tener un club de detractores detrás, pero eso le hace más fuerte. Después de ver cómo un sector de El Sadar estuvo años pitando a Don Patxi Puñal, uno se cree ya cualquier cosa. Curiosamente, suelen ser también quienes más se quejan de que se realicen críticas a la labor de Braulio. ¿Tajonaritis, quizá? Me inclino más a pensar que no saben apreciar lo que tenemos en el equipo. Para quienes dudan de su implicación defensiva, les aconsejo que se vean de nuevo estas cuatro jornadas, que lo repasen. No te vayas nunca, Roberto.

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